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Mangas Verdes

Colaboraciones

El negocio del Sáhara (II)

Grupo Interuniversitario de Opinión (*)

Una cosa es reconocer la realidad económica de Canarias en el contexto de la región geográfica, en términos económicos, realizar un análisis de puntos fuertes y puntos débiles, y prepararnos para proyectar una economía de mercado competitiva a medio y largo plazo, con la adecuada implantación exterior, apoyándonos en variables de tipo tecnológico o de calidad, y otra muy distinta mezclar economía con política y entrar en un sucio juego de reconocimiento tácito de soberanía marroquí sobre el Sáhara al negociar inversiones en un territorio sin consultar al legítimo representante de su población. Si se va a invertir en el territorio del Sahara Occidental (“Sáhara Occidental”, para la ONU, no “sur de Marruecos”), habrá que consultar primero, y llegar a acuerdos después, si interesan, con ese legítimo representante, que según la ONU, no es otro que el Frente POLISARIO. Ese legítimo representante que, además, incluso en el supuesto de que se establezca una autonomía (ya transitoria como exige el Derecho Internacional, ya definitiva como pretenden los que buscan la anexión violando la legalidad) es el que va a gestionar las inversiones en el territorio... Esto, que sepamos, todavía no se ha hecho. Y si no se ha hecho, una de dos: O bien es necesario advertir al empresariado canario de que todos los contratos que celebre carecerán de valor legal (con lo que se estaría hipotecando el futuro de unas relaciones comerciales francas, beneficiosas y de acuerdo a la legalidad internacional); o bien es que en realidad Marruecos no pretende realmente dar una autonomía al territorio, ni siquiera en el caso de anexionarlo, lo que revelaría que está mintiendo al decir que postula una anexión del territorio con una autonomía (por cierto, ¿por qué no han dado ya la autonomía al Sáhara ocupado?). Por todo esto hay que decir que sí, que hipotecamos nuestro futuro económico a largo plazo, si ninguneamos o despreciamos los derechos de los legítimos habitantes del territorio ocupado (los saharauis) y esto significa pan para hoy y hambre para mañana, o en otras palabras, negocio para cuatro, que no para la amplia mayoría de la patronal, en particular, y cuanto menos para los canarios en general. Que no nos engañen.

El entendimiento con nuestro vecino país marroquí, debe ser fructífero, igualitario (aspecto muy importante a tener en cuenta por parte de algunos pseudoempresarios que piensan ponerse las botas explotando a los marroquíes en el norte o a los saharauis en el sur, cosa que al gobierno marroquí parece que le da lo mismo) y finalmente transparente y respetuoso. Eso debería regir unas buenas relaciones.

Para hacernos una idea de lo que piensan los propios marroquíes, de este archipiélago y de su gobierno (al que califican, creemos que por error, de socialista) no tenemos mas que leer un reciente artículo de prensa publicado el día 24 de Mayo en el periódico digital TelQuel on Line, que cuenta con fuentes cercanas a palacio, lo que asegura una posición oficial. En primer lugar el artículo es recogido en la sección Política y no Económica, ya que el viaje fue organizado en esos términos, o por lo menos esto nos ha contado el Sr. Adán Martín. En segundo lugar, por mucho que expliquen los diferentes integrantes de la comitiva el verdadero sentido de cooperación que animaba el viaje, aquí viene lo que realmente significó para los anfitriones:
“El Presidente del Gobierno autónomo de las Islas Canarias efectuó una corta pero rentable visita al principio de la semana al reino… …La información habría seguido siendo estrictamente anecdótica si no hubiera más: las Islas Canarias se preparan a abrir una “antena” ( en realidad una cámara de comercio) en El Aaiún. Oficialmente, el objetivo es reforzar la cooperación económica de las islas con el conjunto de las provincias del Sur a las cuales, históricamente, siempre se las ha vinculado… …En la lengua diplomática, eso abre la puerta a un reconocimiento explícito de la soberanía marroquí en los territorios del Sur… …Un (petit) punto de más para Marruecos en la “batalla” adoptada para el Sahara.”

Más claro, imposible, y recalcamos, que lo anterior lo publica la propia prensa palaciega marroquí.

Qué saca Canarias o los canarios a cambio. Desde luego descrédito para todos y beneficios para unos pocos. Lo que realmente subyace detrás de esta operación de connivencia, es el deseo de algunos políticos de hacer pasar Canarias de Región Europea Ultra Periférica a Región Europea Fronteriza, aprovechando la situación de ilegalidad marroquí hasta que no se celebre el Referéndum. La diferencia: mientras la ultra perifericidad no da derecho a “gestionar, controlar y dirigir” las inversiones en cooperación de ayuda al desarrollo, el estatus de fronterizo, sí. Imagínense.

Tenemos una muestra reciente de lo que significa el Negocio del Sahara, en relación a las palabras pronunciadas por el Consejero de Economía y representante del sultán Marroquí en las islas, el Sr. Mauricio, a las cuales solo podemos calificar de irresponsables y entreguistas. Estas palabras quieren sacar al Sahara y su legalidad de lo que él considera desarrollo del Magreb. Se demuestra una vez más la docilidad de este colaboracionista del régimen marroquí, al confundir a la opinión publica queriendo aparcar la solución legítima, que por fuerza se ha de cumplir con el Referéndum pendiente, del que el Gobierno Canario esta ausente desde hace mucho tiempo, demostrándose la contradicción del mismo, al haber solicitado en su momento su inclusión en las comisiones de ámbito supranacional en las que se tratasen asuntos en los que se viesen afectados los intereses de nuestras islas, mientras que en el asunto del futuro del Sahara Occidental no ocurre. Parece que nuestro presidente se deja guiar por “buenos” traidores al pueblo Saharaui, pretendiendo llevarlo a sus intereses particulares o inconfesables, posibles sólo dentro de un Sahara “marroquí”.

Para terminar, bien vale la pena recordar parte de un discurso pronunciado en septiembre de 2000, pronunciado por la máxima jerarquía española dirigido al máximo jerarca marroquí, para refrescar la memoria de muchos políticos y algunos empresarios:
“La excelente relación que mi país mantiene con todos los estados del conjunto magrebí nos autoriza a renovar nuestro llamamiento para que no se escatimen energías en la resolución de los contenciosos aún pendientes y en especial el diferendo en torno al Sahara Occidental. España participa de la convicción de que sólo una decidida voluntad de cooperación entre las partes involucradas, con la mirada puesta en los intereses de la región, permitirá superar las dificultades con que todavía tropieza la aplicación del Plan de Arreglo de Naciones Unidas y culminar el proceso de construcción magrebí.”
(Palacio Real, 18 de septiembre de 2000, S.A.R. Juan Carlos I. Cena de gala ofrecida al monarca alauíta).

(*) Grupo Interuniversitario de Opinión:
Ricardo Aguasca Colomo (ULPGC)
Carlos Ruiz de Miguel (USC)
Sergio Ramírez Galindo (ULPGC)
Manuel de Paz Sánchez (ULL)

El negocio del Sáhara (I)

Grupo Interuniversitario de Opinión (*)

Un análisis de la relación económica entre Canarias y Marruecos, puede caer con gran riesgo en posturas simplistas o muy parciales de la realidad, que además no aguantarían el mas mínimo estudio crítico, debido sin duda, a la poca transparencia con que se tratan muchos de estos asuntos, incluso (desgraciadamente, añadiría) desde la política.

“El dialogo político no tiene por qué ser público…”, por esta vía, tampoco lo serán las decisiones, que sí nos afectan a todos. La anterior frase no es ninguna especie de reproche, pero cuanto menos da mucho que pensar, sobre todo al saber que fue pronunciada por el Sr. Presidente del reino, José Luis Rodríguez Zapatero, en su reciente visita al otro reino, el de Marruecos.

En primer lugar es necesario dejar bien claro que Canarias nunca ha vivido “de espaldas” al continente al que pertenece. Tanto es así que en tiempo de la ex-colonia española del Sahara, era el centro neurálgico administrativo y de la defensa de la zona. Ni mencionar cabe la explotación sola o conjuntamente con otras flotas desde, por lo menos, el siglo XVI, del banco pesquero, cuyo nombre si mal no recordamos es o era “canario-sahariano”. No sabemos si ahora es sahariano sólo, marroquí-sahariano, marroquí “del sur”, o simplemente ya “no es”, pues se lo han cargado por sobreexplotación.

En realidad, es después de la entrada de España en la Unión Europea en 1986 y la consiguiente perdida del status de Puerto Franco, cuando las relaciones comerciales canarias con los países de África Occidental fueron disminuyendo, estableciéndose una cifra de exportaciones canarias a África próxima a los 100 millones de € anuales, cifra que está aumentando moderadamente desde los últimos años de la década de los noventa. Como se observa, nada que ver con posiciones políticas o de simpatía popular.

En este marco desalentador, efectivamente las relaciones entre los pueblos sí tienen que afectar a las relaciones entre sus representantes, si son dignos de ello, cabe puntualizar, porque lo importante es saber, y esto está por encima de intereses económicos y políticos, mal que le pese a algunos, que las relaciones y simpatías del pueblo canario en general son enormes con el pueblo saharaui, porque forma parte de nuestra historia y porque forma parte de nuestra cultura. Pero no lo son menos con el pueblo marroquí, y este detalle es más que importante tenerlo en cuenta, porque un vecino respetuoso procura ser para con los suyos referente de hospitalidad, y nosotros, como pueblo somos muy respetuosos.

Entonces por qué tanto dislate, y porqué algunos analistas califican las relaciones de tortuosas, poco transparentes y lejanas. Evidentemente, porque las relaciones oficiales, no suelen coincidir con las existentes entre los pueblos, y tampoco las económicas, y este es el quid de la cuestión. Simplemente obsérvese la cantidad de ciudadanos marroquíes que conviven con nosotros, no ya en Canarias, en España. Esto será por algo.

Hablemos ahora del capital que produce más capital, es decir, de las inversiones, no de lo que un país vende o compra a otro en sus relaciones económicas, que insistiendo, no debemos mezclar con las políticas. Cierto es que la era Aznar ha estado marcada por una de las épocas de peores relaciones con nuestro vecino marroquí, sin embargo, en 1999 se batieron todos los records de inversiones de España en Marruecos, con 171 millones de €, representando no obstante tan sólo el 0,34% del capital español de inversión en el extranjero. En el 2001 el volumen de inversiones en Marruecos descendió al 0,03% del total registrado suponiendo 11,61 millones de € (total efectivo bruto). Sucesivamente en el año 2002 ascendió a 54,4 millones de € (0,2% de la inversión total de España en el exterior) y finalmente en el 2003 se ha recuperado la inversión alcanzando los nada despreciables 1.531,03 millones de € (7,65% del total). Actualmente, según recientes declaraciones del primer edil de Málaga, “…España sólo significa el 4,6% de las inversiones extranjeras en Marruecos”, añadiendo que “…la presencia empresarial española debe ser más intensa”, estando Andalucía, por detrás de Levante y Cataluña, que se lleva la palma y “los dátiles”.

Canarias es pura anécdota, económicamente hablando (otra cosa es políticamente) para Marruecos; sencillamente no existe: tenemos un total de 35 empresas canarias registradas (hasta el 2004 -fuente Proexca-) con una inversión bruta efectiva en los años 2001 y 2002 nula, y de 29 mil € en el 2003, frente a 1.531 millones de € de España, o los aproximadamente 2.497,5 millones de € (3000 millones de $) de inversión total en ese país en el año 2003, equivalentes al flujo total de capital extranjero en ese año.

Considerar por tanto, que el desarrollo económico del archipiélago pasa indefectiblemente por Marruecos es desinformar o no estar informado. Y que encima ésto es lo que consideran el Gobierno Canario y amplios sectores de la patronal, no será por las 35 empresas mencionadas, y veremos qué parte del Gobierno lo considera. Sin embargo sí es cierto que Marruecos es competidor de muchos productos de exportación de Canarias y que nuestro mercado debe contar con mecanismos efectivos de protección adecuados. En otras palabras, nuestro vecino es un gigante económico comparado con nuestra tierra.

(*) Grupo Interuniversitario de Opinión:
Ricardo Aguasca Colomo (ULPGC)
Carlos Ruiz de Miguel (USC)
Sergio Ramírez Galindo (ULPGC)
Manuel de Paz Sánchez (ULL)

Y van a por la cuarta... aventura

Grupo Interuniversitario de Opinión (*)
Vuelven a visitar Marruecos los representantes públicos que nos dirigen actualmente desde el gobierno autónomo, aún a sabiendas de lo que pasa con sus habitantes y sobre todo con la criminal represión que se aplica en el territorio invadido del Sahara Occidental a todo aquel que no apoye la pertenencia de este territorio al ”Gran Marruecos de la casa Real marroquí”. Sin ir más lejos, el 30 de abril acaba de ser torturado hasta morir el joven saharaui Chouihi Slimane.
Sería la cuarta visita institucional que se efectúa al país vecino, estamos seguros que el actual presidente, al igual que los anteriores saben esto y mucho más y aún así continúan en su programa. Suponemos que persisten en su viaje por aquello de cumplir el guión presidencial, porque a pesar que también saben que se asesina, se tortura, se desaparece, se chantajea, y se roba desde la monarquía al propio pueblo, a la vez se engaña a su población con falsas informaciones. Ejemplos de todo esto hay al día de hoy, y siguen viajando para ser recibidos por tan poco ilustres anfitriones.
¿Es que el presidente no tiene los pies en el suelo y sólo se deja aconsejar por una panda de interesados colaboracionistas que no le hacen llegar la opinión de la calle?, o ¿ya se han olvidado de IRAK-PP = a la calle?
Si, esos colaboracionistas de cuyos nombres no nos podemos olvidar, que comenten ilegalidades comprobadas y que no son procesados por la justicia ordinaria por cobardía política, ya sea en la Cámara de Comercio Oriental, ya sea en el Cabildo de Gran Canaria con la cancelación de ayudas a la formación de la población infantil de los campos de refugiados saharauis en el exterior. ¿O quizás se le olvido a Soria ofrecer nuestro sistema educativo e instalaciones, como sustituto de lo que él consideraba como lugar impropio para formar a estos niños?
Sabidas son también las consecuencias de visitar Marruecos… resultados… ninguno minimamente sobresaliente para nuestros pueblos. Por ejemplo, aún se esperan los resultados de las famosas Patrullas Conjuntas que el presidente decía que eran un “experimento”, solo falta saber cuanto tiempo más durara el” experimento” a pesar de constatar su fracaso , en el que se están violando las aguas Saharauis, para que se convenza de que son una medida hecha a los deseos de la ambigüedad Marroquí, nunca dicen que no, solo esperan a ver como te cansas de lo que propones y así, a dilatar mas aún el destino del pueblo Saharaui. Cómo es posible que tengamos por presidente a un tibio político y no se haya atrevido todavía a mejorar la visita de ZP al Sultán, y no salga de él visitar a nuestros hermanos Saharauis en los campos de refugiados, si…si… en Tinduf, o es que cree que nos hemos pasado calificándoles de hermanos, calificativo que no nos sale para con nuestros vecinos marroquíes…todavía… ¿a que se deberá?
En relación a todo esto, que dicen nuestros políticos del arco centro-Izquierda, como ellos mismos se autocalifican, sobre los derechos del pueblo Saharaui y a la vez visitar un país que se puede considerar una dictadura servil con el poder americano, con el francés o con el saudita, ¿puede un militante socialista estar de acuerdo con aquellos otros socioslistos que propugnan un Sahara Marroquí y no renunciar a su militancia por coherencia política? ¿Puede un socialista entrar en contradicción con su ideario y no estar a favor de la celebración de un Referéndum de Autodeterminación en el Sahara Occidental? ¿Puede un socialista coherente negar el derecho internacionalmente reconocido de los pueblos a su autodeterminación? ¿Puede un socialista no mostrar su cabreo con sus dirigentes de partido ante la ineptitud de sus dirigentes nacionales? ¿Puede un socialista pedir coherencia política para la salida de las tropas de Irak y no exigir la salida del Sahara de las tropas de nuestros “amigos” Marroquíes?
Ya sabemos de los impresentables que gestionan Coalición Canaria en algunas islas, pero si también tenemos que adaptarnos a la camaleónica actitud del gobierno socialista y sucursales, para lograr un “Gran Acuerdo” habiéndose logrado varios antes, sancionados por la ONU, se comprueba que tanto en el PP, como en el PSOE, como en CC, quedan aún viejos estafadores políticos, y a esos hay que desenmascararlos cuanto antes, por el bien de nuestra cultura política, la de todos.
Si nuestro presidente es capaz de ir a Marruecos para abrir nuevas expectativas comerciales y no es capaz de visitar al pueblo saharaui aún a sabiendas que no se podrá firmar ningún acuerdo comercial, es que el presidente de nuestra comunidad autónoma es un títere de los colaboracionistas, por lo que se le demanda una actitud comprometida con los desfavorecidos y con los que, por la fuerza, se les han usurpado sus derechos. Y si lo que le compromete son sus relaciones con la oligarquía del majzén, que son unos pocos señor presidente, esperemos que no firme ni nos comprometa en nada, porque ya nos dirá usted para que le sirve a nuestra gente y nuestra tierra, pues cumplen cuando les apetece…...
(*) Grupo Interuniversitario de Opinión:
Manuel de Paz Sánchez (Universidad de la Laguna)
Sergio Ramírez Galindo (Universidad de las Palmas de Gran Canaria)
Carlos Ruiz de Miguel (Universidad de Santiago de Compostela)
Ricardo Aguasca Colomo (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria)

'El Código da Vinci', o el monumento a la ignorancia

José A. Hurtado García
Si existe un ejemplo claro de los “valores” que definen a nuestra actual sociedad, es evidente, que una de sus mejores muestras la tenemos en “El Código da Vinci”. Es un libro que jamás se me hubiese ocurrido leer si no hubiese sido por la “presión social” de los muchos correos que vengo recibiendo y que hacen comentarios sobre el mismo.

En primer lugar debo de aclarar que el autor es un IGNORANTE, así con mayúsculas. Y es una definición, no un insulto ni un menosprecio, Dan Brown es un desconocedor de la historia de la ciencia. Y lo malo es que, como dice un viejo refrán, “nada hay más atrevido que la ignorancia”. Él, y los asesores científicos de la editorial (que se supone debía de estar alerta a los “gazapos”), se permiten poner, negro sobre blanco, datos como los siguientes:

“El matemático Leonardo Fibonacci creó esta sucesión de números en el siglo XIII”, (pgn. 83).

El matemático Fibonacci publicó esa serie de números, junto con varias de sus curiosas propiedades, y algunos procedimientos de álgebra que había recogido de sus aprendizajes de la ciencia musulmana, que ya tenían noticia de dicha serie desde siglos atrás, probablemente recibida de la matemática hindú.

Pero prosigo con otras dos citas textuales:

“Los cocientes de los números precedentes poseían la sorprendente propiedad de tender a 1,618 es decir al número Phi.” (pgn. 120).

“Los primeros científicos bautizaron al 1,618 como «La Divina Proporción»” (pgn..121).

En primer lugar, el denominado “número phi” (que no hay que confundir con “pi”, según advierte el propio Brown), ni existe, ni ha existido nunca en las matemáticas ortodoxas tradicionales. Es un “invento” que no conozco de donde lo ha podido sacar el autor. Por supuesto, y en segundo lugar, el nombre de “divina proporción” es otro invento. El nombre matemáticamente conocido para esa relación, que no está definiendo en el texto, es el de “segmento áureo”. Los lados del cuadrilátero donde se puede encajar el Partenón cumplen esa propiedad: la altura de ese polígono es el “segmento áureo” de la base. Esa dimensión es posible trazarla facilmente sin conocer el número1,618, simplemente con una regla y un compás.

El Renacimiento tomó esa propiedad del clasicismo y la plasmó en obras pictóricas, escultóricas y múltiples edificios, pero jamás llegó a usarse el número 1,618 como tal, puesto que ni los clásicos ni los renacentistas conocían los números árabes y mucho menos la coma, (o el punto), como separador de decimales, que, recuérdese, no aparece hasta el siglo XVII. Por todo ello no logro descifrar a qué personajes se refiere el autor cuando habla de los “primeros científicos”, ¿será que para Dan Brown la ciencia comienza cuando aparece Newton?

Simplemente por no aburrir, la última utopía que aquí voy a citar, (digo utopía por estar fuera de la cronografía científica):

“En la actualidad esa línea estaba en Greenwich, Inglaterra” (evidentemente se refiere al meridiano inicial, que sigue estando allí y no sé por qué utiliza un tiempo verbal inadecuado).

“Pero mucho antes de que en esa localidad se estableciera el primer meridiano, la longitud cero de todo el mundo pasaba directamente por París, y atravesaba la iglesia de Saint-Sulpice. El indicador metálico que se veía hoy era un recuerdo al primer meridiano del mundo” (pág. 136).

Desconocemos donde Erastótenes y Marino de Tiro fijaron el primer meridiano de la Ecumene, pero no hay absolutamente ninguna duda de que Ptolomeo, en el siglo II de nuestra era, lo situó en Las Afortunadas, (actuales Islas Canarias), y que dicho meridiano fue fijado posteriormente en el límite más occidental de la Isla de El Hierro gracias a los viajes de Cristóbal Colón. Es obvio, pues, que su antigüedad es muy anterior a la del meridiano de París.

Queda demostrada, con las someras explicaciones anteriores, la ignorancia crasa de Mr. Brown en relación a la historia del conocimiento científico del autor del muermo que nos ocupa. Podía haber consultado a su padre un poquito más sobre las matemáticas que utiliza en su libro o sobre la parte de la Historia de la Ciencia que desconoce. Pero, es más, su ignorancia histórica corre pareja a la que acabo de exponer. Para muestra, la siguiente perla:

“Construida por los Caballeros Templarios en 1446, la capilla está llena de desconcertantes símbolos de las tradiciones hebrea, cristiana, egipcia, masónica y pagana” (pgn. 529).

Creo que no hace falta ningún añadido, para cualquier persona que conozca la fecha en qué desapareció la Orden del Temple, si se sopesa con cuidado la frase resaltada por mí en negritas.

Si a todo ello unimos una redacción, que haría palidecer de vergüenza a Marcial Lafuente Estefanía, por citar a un autor denostado literariamente hablando; unos “misterios” o “claves” que no lo son para cualquier lector medianamente sutil; unos personajes que no son tales, sino simples soportes para la acción novelesca, junto a una visión absolutamente lineal y estereotipada de las instituciones que presenta. Me pregunto ¿qué es lo que hace que este bodrio sea un best-seller?

Y puedo entender que los intereses editoriales, la publicidad, y la ignorancia de lo que los americanos llaman las mass-media hagan que el libelo se venda. Pero no alcanzo a entender el interés de determinadas revistas o publicaciones que afirman seriamente su nivel científico y “dan cancha” a semejante paparruchada.

Carta del fin del mundo

J. F. F. B
El libro “Carta del fin del mundo”, de José Manuel Fajardo (Ediciones B, 1998, ISBN 84-406-8274-3), novela de forma magistral las vicisitudes que pasaron los 39 españoles que el Almirante Cristóbal Colón dejó en la recién descubierta América, con el encargo de construir en la isla de La Española una avanzadilla que llamó Fuerte de la Navidad.

Cualquier persona puede imaginarse la mezcla de curiosidad, angustia, incertidumbre ante el futuro que debieron sentir aquél grupo de personas a cientos de leguas de sus hogares, sin saber si volverían algún día o morirían en aquellas nuevas tierras, por el momento acogedoras a pesar del desconocimiento de la lengua en que comunicarse con los nativos.

La novela se articula en torno a una carta que Domingo Pérez, tonelero, le dirige a su hermano contándole el día a día de aquella aventura que empezaba a vivir el aquellas tierras. Se sentía solo y sospechaba que eso mismo les pasaba a los demás. Por eso escribe:

“Hablamos poco (entre ellos, los españoles) y miramos mucho, mala cosa pues si el exceso de palabras suele dar rienda suelta a ideas atolondradas y a malos entendidos, el silencio es abono de rencores y de negros pensamientos, que son aún peores”.

Tal vez esta reflexión de Domingo Pérez sea de mucha actualidad en los tiempos que corren, y los que están por venir, en los que ¡cosas veredes amigo Sancho!, sentenciaba Don Quijote a su escudero ante la mucha capacidad de asombro que éste manifestaba.

Sáhara: Nuevo talante, viejos propósitos y doctrina vigente

Grupo Interuniversitario de Opinión (*)
¿Cómo afecta el “nuevo talante” de Rodríguez Zapatero a la cuestión del Sáhara? En el debate de investidura, el nuevo presidente eludió pronunciarse sobre la cuestión, a pesar de que los portavoces de varios grupos minoritarios así se lo reclamaron (ERC, PNV, IU, CC y BNG). Sin embargo, estamos ya en condiciones de saber en qué consiste tal talante después de leer la importante entrevista concedida a Pedro J. Ramírez y escuchar sus declaraciones en Casablanca.
La doctrina del “nuevo talante” en relación con el Sáhara, a la luz de tales manifestaciones, se puede sintetizar en las siguientes proposiciones: 1) Nuestro nuevo presidente quiere “que Naciones Unidas consiga un acuerdo”, un “gran acuerdo”; 2) que ese acuerdo sea “entre todas las partes”; es decir, según él, “entre Marruecos, el Frente Polisario y Argelia”; 3) ese acuerdo debe basarse en “el respeto de los derechos de cada una de ellas” (las partes) que se deben “garantizar”.
La doctrina del “nuevo talante”, tal y como ha quedado sintetizada con palabras textuales de nuestro presidente llama poderosamente la atención porque se alinea claramente con la vieja posición de Marruecos ignorando el Derecho vigente sobre la cuestión. Pero además, esta doctrina resulta especialmente llamativa porque contradice las posiciones que ese “nuevo talante” en otros escenarios internacionales, como el de Palestina o Iraq.
El primer punto del “nuevo talante” en la cuestión del Sáhara invita a que “Naciones Unidas consiga un acuerdo”. Con estas palabras el nuevo presidente está negando su apoyo al “Plan de Paz” (complementado con los acuerdos de Houston) y al Plan Baker II, ambos aprobados por la ONU. En primer lugar, el “Plan de Paz” de 1990-1991, complementado por los acuerdos de Houston de 1997, fue el resultado de un “acuerdo” entre las partes, Marruecos y el Frente Polisario. Ese acuerdo fue validado por la ONU (resoluciones 658, 690, 725 y 1133 del Consejo de Seguridad). Si el nuevo presidente quiere que “se consiga” un “gran acuerdo” es porque no da por válido el acuerdo “ya conseguido” (el Plan de Paz y los acuerdos de Houston). ¿Quien defiende esa postura? La respuesta no admite discusión: Marruecos es quien, después de haberlos aceptado, rechaza los acuerdos de 1990-1991 y 1997 y ahora pretende que se anulen para llegar a otro “nuevo acuerdo” más favorable a sus intereses. Por tanto, el “nuevo talante” en tanto pretende que “se consiga” un nuevo “acuerdo” está apoyando la vieja posición marroquí.
Para superar las dificultades que planteaba la posición marroquí es para lo que el Consejo de Seguridad aprobó el “plan Baker II” en su resolución 1495. De acuerdo con la opinión del Secretario General de Naciones Unidas y su enviado especial, James Baker, el problema no encontraría solución si ésta dependiera sólo del acuerdo de las partes. Por eso, Baker propuso, y el Consejo de Seguridad aceptó, que la solución del conflicto del Sáhara se buscase en un compromiso que diese algo, pero no todo, a cada una de las partes y que no pudiese ser objeto de negociación en cuanto a su contenido. El Consejo de Seguridad, como he dicho, bajo la presidencia en ese momento de España, aprobó por unanimidad la resolución 1495 que aprueba el “Plan Baker II” como texto cuyo contenido no puede ser alterado por las partes. Las únicas conversaciones serían para invitar a las partes a aceptar y aplicar el plan. El Frente Polisario aceptó ese plan, pese a que concedía a Marruecos más de lo que la legalidad internacional parece que permite. Sin embargo, Marruecos, desoyendo las recomendaciones de Annan y Baker y el texto de la resolución 1495 quiere negociar el contenido del plan. El “nuevo talante” en cuanto que pretende que mediante el “diálogo” se alcance un nuevo “acuerdo” significa un rechazo al “plan Baker II” que la propia España impulsó. En consecuencia, también aquí la posición del “nuevo talante” se alinea con la que viene manteniendo Marruecos.
El segundo punto del “nuevo talante” es que ese nuevo “gran acuerdo” se alcance “entre todas las partes” que, según el presidente, son “Marruecos, el Frente Polisario y Argelia”. De esta forma, la doctrina del “nuevo talante” sitúa a Argelia como una parte en el conflicto del Sáhara. Ocurre, sin embargo, que todas, repito, todas las resoluciones de la ONU sobre el conflicto establecen que sólo hay dos partes en el mismo: Marruecos y el Frente Polisario. El Plan de Paz (complementado por los Acuerdos de Houston) y el “Plan Baker II”, sin embargo, también se refieren a otros dos países pero no como “partes en el conflicto”, sino como “partes interesadas”, que son Argelia y Mauritania. De aquí se puede concluir, sin duda, que la doctrina del “nuevo talante” se separa de la legalidad internacional sentada por la ONU ya que, por un lado, equipara a Argelia, que es “parte interesada” con las “partes en conflicto” (Marruecos y Frente Polisario) y, por otro, deja de lado a la otra “parte interesada”, Mauritania, que es un país muy importante para la solución del conflicto. Nuevamente aparecen las colusiones: ¿quien pretende considerar a Argelia como “parte en el conflicto” en lugar de “parte interesada”? La respuesta ya se la imagina el lector: sí, Marruecos. Vemos así que el segundo punto de la doctrina del “nuevo talante” en el conflicto del Sáhara también coincide con la que ha venido defendiendo desde antiguo, aunque infructuosamente (ni una sola resolución de la ONU en su apoyo), Marruecos.
El tercer punto del “nuevo talante” sobre el Sáhara establece que ese nuevo “acuerdo” que “se consiga” “entre todas las partes” (“Marruecos, el Frente Polisario y Argelia”) debe basarse en “el respeto de los derechos de cada una de ellas” que se deben “garantizar”. Nuevamente nos encontramos con una doctrina que se aleja totalmente de lo establecido por el Derecho Internacional. Ninguna resolución del Consejo de Seguridad, ni de la Asamblea General de Naciones Unidas ha conferido ningún “derecho” a Marruecos o a Argelia. Eso sí, todas, repito, todas (decenas de resoluciones de la Asamblea General, del Consejo de Seguridad) hablan del “derecho” a la autodeterminación del pueblo saharaui. Y la misma conclusión se desprende del dictamen del Tribunal Internacional de Justicia de 16 de octubre de 1975 y del dictamen del Secretario General Adjunto de Asuntos Jurídicos de la ONU y Asesor Jurídico de la misma, Hans Corell, de 29 de enero de 2002. ¿Quien ha pretendido inútilmente que se le reconozcan “derechos” sobre el Sáhara Occidental? El lector inteligente también lo habrá adivinado ya: Marruecos. Y ese mismo atento lector advierte con sorpresa que, también aquí, el “nuevo talante” coincide con las viejas pretensiones marroquíes en el conflicto del Sáhara.
El análisis de la doctrina del “nuevo talante” para el Sáhara nos lleva a una conclusión inquietante: mientras que el nuevo Gobierno no hace sino referirse a la “legalidad internacional” y a la “ONU” como marcos de resolución de los conflictos de Palestina o Iraq, en el caso del Sáhara Occidental la “legalidad internacional” y la doctrina de la “ONU” son completamente despreciadas. No sólo eso: el “nuevo talante” significa un abandono de la doctrina que sobre el Sáhara han mantenido todos los gobiernos democráticos españoles (incluidos los de Felipe González). El “nuevo talante” es así un grave paso atrás en nuestra diplomacia. ¿Es el “nuevo talante” un intento de reformulación del “acuerdo tripartito de Madrid” firmado por el franquismo moribundo, nulo en tanto en cuanto fue secreto, en contra de lo establecido por los Convenios de Ginebra, y que pretendía la entrega del Sáhara a Marruecos (o si se quiere el reconocimiento de sus “derechos”)? Aquel acuerdo tripartito se hizo creyendo que la entrega del Sáhara estabilizaría Marruecos interiormente y nos daría seguridad en nuestros intereses. El nuevo “gran acuerdo” tripartito que se pretende se quiere basar en el mismo argumento, otra vez, pero ¿será también secreto, o sólo a medias?. La respuesta al nuevo intento la tenemos en la historia: ¿se convirtió Marruecos en un país más estable y seguro para nosotros después de la entrega del Sáhara en 1975? ¿Qué beneficios efectivos ha habido para España y en particular para Canarias, durante estos casi 29 años?
(*) Grupo Interuniversitario de Opinión:
Carlos Ruiz Miguel (Universidad de Santiago de Compostela)
Manuel de Paz Sánchez (Universidad de La Laguna)
Ricardo Aguasca Colomo (Universidad de Las Palmas de Gran canaria)
Sergio Ramírez Galindo (Universidad de Las Palmas de Gran canaria)