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Mangas Verdes

La barbarie continúa

La barbarie continúa

He estado un poco liado y no he podido ir actualizando más que la sección de Mangas Verdes y Colaboraciones. Así que en la última semana no he atendido esta sección tan importante para mí y seguro que para la gran mayoría de ustedes. Mi despiste no ha corrido paralelo al de los asesinos, que han seguido ejecutando su macabro genocidio sexual con mayor o menor éxito. El número de mujeres víctimas del terrorismo sexual sigue en ascenso, y el de las agredidas de todo tipo se multiplica sin cesar. Para actualizar los datos te recomiendo que visites el blog de Jessica.
Un saludo.

Expertos, sabios, alienígenas

Expertos, sabios, alienígenas

La fauna anda desmadrada, y no es para menos con la que sigue cayendo a escala local e internacional, tanto que las alucinaciones comienzan a cobrar forma, materia e identidad como si de una epidemia esquizoide se tratase. En Chile, por ejemplo, creen ver extraterrestres paseando por los jardines. Y no se trata de Pinochet, sino de una borrosa figura captada por un fotógrafo que tampoco se sabe a ciencia cierta qué quería fotografiar. El borrón puede ser eso, una mancha, un montaje, un niño con ictericia, un caniche sobre dos patas, el espectro errante de Neruda, una nueva escaramuza ubicua de Pepe Macías o hasta el bebé dance de Ally McBeal, pero todos coinciden en apuntar a un extraterrestre, un diminuto ET medio ebrio a la espera del OVNI de las cuatro y veinte en el verde inmenso del Parque Forestal. Delirante.

En Canarias, sin ir más lejos, recurrimos a la figura bananera, por primitiva y descafeinada, de los comités de sabios y expertos para dirimir los asuntos peliagudos de la política regional. Partiendo de la base de que el buen sabio es aquel que no sabe nada, o del que cuanto menos así lo reconoce, uno no se explica qué sentido pueden tener tales comisiones iluminadas. Si de lo que se trata es de escurrir el bulto y buscar en las resoluciones de terceros una coartada, el Ejecutivo canario se equivoca de cabo a rabo, primero porque es una jugadita que se ve de lejos, y segundo porque supone renunciar a una de las máximas responsabilidades que conlleva el ejercicio de gobierno y para lo que ha sido votado: es decir, la toma de decisiones con todas sus consecuencias. Ahora, si de lo que se trata es de ampliar el juego democrático a la ciudadanía, déjese usted de sabios y expertos y abra la puerta a las asociaciones, colectivos, empresas e individuos que quieran o tengan algo que decir al respecto. No voy a entrar siquiera en la polémica en torno a las presencias familiares, ni las de los Mauricios ni las de los Díaz de Aguilares, pues entiendo que más allá del apellido están la capacidad, el trabajo y la subsiguiente rendición de cuentas al electorado. Sea con o sin pedigrí, con sospechas más o menos infundadas de nepotismo ilustrado, los comités de sabios me retrotraen a Platón y su sofocracia, es decir a ideales filosóficos y políticos igual de elementales, antiguos y alucinantes que el mars attack ése difuminado que ronda por los parques de Santiago de Chile.

Y_qué decir de El Confital. Im-presionante. Pepa Luzardo ha logrado en pocos meses lo que parecía un imposible, que ese espacio emblemático de la capital grancanaria pase a manos del Ayuntamiento para –dice, queremos, esperamos y permaneceremos expectantes– disfrute de los ciudadanos. Es otro aspecto de lo sobrenatural, el triunfo del tesón sobre las dificultades. Ya hemos advertido en alguna ocasión que en Pepa lo Fresita no quita lo gestora. Pues ahí tienen un botón de muestra más. Pero para que llegue a convertirse en nuestra alcaldesa supernena preferida le faltaría aún un poco más de sensibilidad social y un cierto distanciamiento de ese culto al dios del urbanismo. PPero sabemos que eso sería PPedirle demasiado. Como a un sabio que reconozca que no sabe nada, o a un ET despistado que saliera nítido en las fotos.

Artículo publicado en El Mundo/La Gaceta de Canarias
sábado 5 de junio de 2004

Hombres de poco café

“Odio la realidad, pero es en el único sitio donde se puede comer un buen filete”
(Woody Allen)

Ciertas películas, en efecto, lo son

“Hay obras maestras que lo son por el monumental aburrimiento que provocan”
(Luis García Berlanga)

El chacachá del tren

El chacachá del tren

Los trenes canarios aún no cuentan con un miserable raíl donde posar sus vagones y ya nos tienen mareados, ahítos con ese chacachá machacón, picantillo y pseudoerótico que popularizaron las Hermanas Fleta a mediados del siglo pasado y que recreó con su maestría habitual El Consorcio hace un par de décadas. Al compás del chacachá, pues, se desarrollan el debate y el proyecto, otros más, en esta tierra Canaria que hierve en iniciativas de carácter portuario, golfístico (de golf, no se me crucen), urbanístico e intercomunicador.

Todo tiene su origen, al parecer, en la generación de unas partidas europeas para la puesta en marcha de planes relacionados con este medio de transporte. Canarias, que está por no perderse una, se apunta. No por la necesidad que las Islas puedan tener de tal, sino fundamentalmente porque renunciar significaría perder ni se sabe cuántos millones de euros. Y eso sí que no. Si Europa quiere trenes, tendrá trenes. Y, suponemos, que si ofreciera partidas para construir desiertos, lanzaderas espaciales, centrales nucleares, selvas amazónicas o canales de Suez, pues también nos apuntaríamos ipso facto, así haya que sumergir las Islas o volverlas del revés, que no está la cosa para despreciar remanentes. La pela es la pela, que diría Maragall, y luego ya se verá el proyecto, tampoco vamos a andarnos con porquerías.

Esa es la principal argumentación que esgrimen nuestras autoridades. La otra, la que de cuando en cuando expresan con la boca chica, es decir la de la necesidad de un medio de transporte alternativo para cubrir las distancias Norte-Sur en Tenerife y Gran Canaria es, paradójicamente, la fundamental. Y, desde luego, es ahí donde hay que centrar el debate.

Magdalena Alvarez, la nueva ministra de Fomento, ha puesto el dedo en la llaga, la china en el trazado para mantener el contexto. Ella, como la inmensa mayoría del común de los mortales, flipa un poco con esto de trenes de alta velocidad en territorio tan reducido y fragmentado. De alta velocidad, velocidad alta o como quieran llamarlo. En Gran Canaria, por ejemplo, tendría sólo una parada, suponemos que para frenarlo un poco antes de que se salga de la isla. En Tenerife ni se sabe, pero seguro que serán por lo menos dos. Ahí radica precisamente una de las mayores contradicciones del invento, pues –dejando a un lado la coña de la pérdida de partidas– si de lo que se trata es de mejorar las comunicaciones insulares y el servicio a los usuarios de zonas perjudicadas, por qué una sola parada, o dos o tres. Por qué no en todos o en los más importantes núcleos de población por los que atravesaría.

Estoy abierto a la posibilidad de asumir el tren como solución alternativa al problema de las comunicaciones insulares. Ciertamente, las Islas no admiten ya mucho más alquitrán. Pero en todo caso, deberíamos estar hablando de un ferrocarril dimensionado a nuestras características físicas (a las del territorio), cuya puesta en marcha no suponga un atentado contra el medio ambiente, integrado en el paisaje, útil para la ciudadanía y no sólo para el turista y, a poder ser, de rimo pausado, que permita el disfrute del viaje y de las vistas. Estoy completamente convencido de que Europa sabría valorar nuestras especificidades y adaptar la inversión a las mismas.

Claro, que para eso haría falta que algunos de nuestros políticos descendiesen de cuando en cuando del Olimpo en el que parecen habitar y se dieran una vueltita por la Tierra. A poder ser en ferrocarril de cercanías, relajaditos, con los ojos bien abiertos y fijos en el horizonte. Al compás del chacachá, como quien dice, del chacachá del tren.

Artículo publicado en El Mundo/La Gaceta de Canarias
viernes 4 de junio de 2004

Embates

Embates

Al fin, ya están aquí. Tras once años de súplica y desconsuelo, los debates electorales vía TV vuelven en todo su esplendor y capacidad de convocatoria. Nada menos que tres millones de almas ociosas se dedicaron a seguir la noche del pasado martes la primera de las confrontaciones anunciadas entre los máximos candidatos socialista y popular, José Borrell y Jaime Mayor Oreja, respectivamente, en estos comicios europeos. Y digo confrontación porque, como ya he señalado en alguna otra ocasión, esta suerte de mecanismo circense electoral dista mucho de lo que algunos quieren vendernos, es decir, de una expresión democrática de alto nivel. Nada más lejos. Los debates televisivos no son más que un rifirrafe en directo, un reality show, la herencia comercial del political spectacle estadounidense, y tanto peor cuanto mayor rango ostentan los contendientes.

El embate, que no debate, entre los dos viejos rockeros del bipartidismo nacional, cumplió con todos los preceptos del género: bombardeo publicitario previo en la cadena de turno, exageración desvergonzada de su trascendencia, puesta en escena digna de estrellas del pop, cruce de acusaciones y reproches mutuos, y exhaustiva labor de los jefes de gabinete-managers, psicólogos y estilistas. Democracia en estado puro, que lo llaman.

Ciertamente, a los euroescépticos y a los indecisos, esta nueva refriega popular-socialista no les ha ayudado demasiado –otra constante en la ley del debate electoral–, sino más bien lo contrario. Lejos de la explicación serena y meditada, pedagógica, de las líneas programáticas de cada cual, y su discusión sosegada, clarificadora y argumentada, el estilo de la máxima expresión democrática impone el insulto, el ninguneo, la demagogia y la ridiculización. El culto a la barbarie y a la perversión intelectual, factores de los que este país en general, y la televisión en particular, ya van sobrados. Se habló de Bush, de González, de Irak, de Aznar, de ZP of course, del 11-M, de terrorismo etarra e islamista, de mentiras y hasta casi de sexo y cintas de vídeo. ¿Europa? Bien, gracias. Bueno sí, algo se dijo sobre la Constitución Europea y las grandes aportaciones de PSOE_y PP a la unidad continental.

Pero, ¿qué ofrece cada partido en los aspectos concretos?, ¿cuáles son las diferencias fundamentales de sus líneas de actuación?, ¿qué resultado práctico pueden acarrear a la economía, la sociedad, la cultura cada una de las opciones?, ¿qué herramientas se ofrece al ciudadano de a pie para escoger entre una u otra sigla? Mutis por el foro. ¿Pero qué pasa con los fondos estructurales, con la política exterior común, con las consecuencias de la reciente ampliación, con la política de seguridad y defensa, el pacto de estabilidad, los planes de comunicación, el software libre, las reformas de las legislaciones fiscales, mercantiles y administrativas de los estados para facilitar el mercado común, el euro...? O, en lo que atañe a Canarias de una forma directa, el estatus de las regiones ultraperiféricas, el plátano, las políticas sobre inmigración, la libre circulación de personas versus control de residencia, la delimitación de las aguas....

Si ya de por sí resulta muy poco democrático circunscribir los anhelados debates a los dos partidos mayoritarios (como si IU o CC, por un poner, no tuvieran nada que decir al respecto), todo en aras de las audiencias y el prime time, el formato y el contenido de los mismos se manifiestan simplemente alienantes y embrutecedores, protofacistas incluso, que espetaría algún filósofo de corte humanista.

Los medios usan adjetivos como “vibrante”, tal candidato fue más “brillante” y este otro “reservón”. Tal que un combate de boxeo o un partido de fútbol. Algunos siguen empeñados en descubrirle valores a esto, allá cada cual y su idea de democracia. Pero para un servidor, antes que debates, éstos siguen siendo embates. En toda regla.

Artículo publicado en El Mundo/La Gaceta de Canarias
jueves 3 de junio de 2004

Obras por un tubo

Obras por un tubo

Las Palmas de Gran Canaria cuenta a día de hoy con más boquetes que Sarajevo. A Pepa Luzardo parece que le ha entrado la fiebre de la obrita, el casco, el escombro y el martillo taladrador. No es cosa mala ésta de la mejora de las vías e infraestructuras urbanas, lo que uno no acierta a entender es el motivo por el cual todas ellas han de confluir en el tiempo y en el corazón de algunos de los puntos más conflictivos del tráfico rodado en la capital. De esta forma, al de por sí habitual embotamiento circulatorio hay que añadir los obstáculos propios de la construcción, que vienen a dejar el entramado de calles tal que circuito de Mónaco o pista americana.

La Isleta, el Barranquillo de Don Zoilo, el mismo Paseo de Chil o, desde ayer, Néstor de la Torre forman parte del amplio abanico reformador que el Ayuntamiento ha puesto en marcha, unas veces por asuntos de cables, otras por tuberías e incluso por aparcamientos, que si la cuestión estriba en un por qué, de eso lo hay y mucho en la agenda del gobierno municipal. Luego están las otras, las particulares, que pasan un tanto más desapercibidas en su condición de privadas y, en principio, escasamente invasivas , pero que por la misma razón logran mantenerse un tanto al margen del control que debe velar por la corrección en las actuaciones. Es el caso de La Cornisa, en donde las obras del polémico pasaje hacia las nuevas viviendas en construcción dejan un reguero de áridos por la carretera que ya ha dado más de un susto a conductores en general, y motoristas en particular, que suelen ser los primeros en salir volando a poco que aparezca una china sobre la calzada.

La ciudad está siempre de lifting, como quien dice, de renovación y recreación perpetua. Y, como todo cambio de imagen, éste conlleva también una serie de sacrificios de los que bien podrían documentarnos monstruos del bisturí y la pantalla como la Sara Montiel, la Tamara o la Loli Alvarez. Pero Pepa no es de ésas. Ni de lejos. Ella, dicen, no flirtea con la dermoestética, ni falta que le hace dicen también, pero en su defecto somete al municipio a una liposucción descomunal y acelerada repartiendo socavón y drenaje como caldito en verbena. Desconocemos a qué tipo de planificación responde tanta reforma sincrónica o a qué doctor habrá que achacarle el tratamiento. Pues no es normal, ni en cuerpo ni en urbe alguna, acometer más de una operación al mismo tiempo, y menos sin tiempo para el reposo y la cicatriz, es decir para una digna convalecencia.

La capital grancanaria se encuentra, pues, abierta en canal, como Venecia, pero en seco y polvoriento. Y sólo se me ocurre que esta proliferación de obras tenga como explicación la urgencia que requiere finiquitar las obras menores ante las impresionantes actuaciones que se nos vienen encima, a saber: la transmutación de la isla en continente (o sea, la edificación del istmo) y el derribo del escaléxtric para la recuperación, dicen, del barranco de Guiniguada.

Tal aceleración inusitada nos lleva la conclusión de que en el entramado urbanístico municipal, portuario e insular las cosas se mueven a un ritmo frenético, y que los pilares de los dos macroproyectos señalados se encuentran en estadios más avanzados de lo que uno podría esperar. Obras por un tubo para allanar el camino a otras nuevas y más grandes. El cuento de nunca acabar. Y mientras, los arquitectos foráneos de visita, cual cirujanos plásticos que atienden a su clientela. Suponemos que encantados de la vida. Total, la ciudad está que da penita, pero, en el fondo, no es fea.

Artículo publicado en El Mundo/La Gaceta de Canarias
miércoles 2 de junio de 2004

Resultados de la encuesta de mayo

Ante la cuestión: "La retirada española de Irak te parece...", los usuarios de Mangas Verdes se han posicionado de la siguiente forma:

¿Qué es Irak? (3 votos)
Consecuente (3 votos)
Cobarde (2 votos)
Necesaria (2 votos)
Lo más (2 votos)

Es decir, que por estrecho margen ganan los escépticos y los que entienden que el Gobierno de ZP ha actuado de forma 'coherente'. Pues muy bien, café para todos.
No dejes de participar en la nueva encuesta.
Saludos.

El negocio del Sáhara (II)

Grupo Interuniversitario de Opinión (*)

Una cosa es reconocer la realidad económica de Canarias en el contexto de la región geográfica, en términos económicos, realizar un análisis de puntos fuertes y puntos débiles, y prepararnos para proyectar una economía de mercado competitiva a medio y largo plazo, con la adecuada implantación exterior, apoyándonos en variables de tipo tecnológico o de calidad, y otra muy distinta mezclar economía con política y entrar en un sucio juego de reconocimiento tácito de soberanía marroquí sobre el Sáhara al negociar inversiones en un territorio sin consultar al legítimo representante de su población. Si se va a invertir en el territorio del Sahara Occidental (“Sáhara Occidental”, para la ONU, no “sur de Marruecos”), habrá que consultar primero, y llegar a acuerdos después, si interesan, con ese legítimo representante, que según la ONU, no es otro que el Frente POLISARIO. Ese legítimo representante que, además, incluso en el supuesto de que se establezca una autonomía (ya transitoria como exige el Derecho Internacional, ya definitiva como pretenden los que buscan la anexión violando la legalidad) es el que va a gestionar las inversiones en el territorio... Esto, que sepamos, todavía no se ha hecho. Y si no se ha hecho, una de dos: O bien es necesario advertir al empresariado canario de que todos los contratos que celebre carecerán de valor legal (con lo que se estaría hipotecando el futuro de unas relaciones comerciales francas, beneficiosas y de acuerdo a la legalidad internacional); o bien es que en realidad Marruecos no pretende realmente dar una autonomía al territorio, ni siquiera en el caso de anexionarlo, lo que revelaría que está mintiendo al decir que postula una anexión del territorio con una autonomía (por cierto, ¿por qué no han dado ya la autonomía al Sáhara ocupado?). Por todo esto hay que decir que sí, que hipotecamos nuestro futuro económico a largo plazo, si ninguneamos o despreciamos los derechos de los legítimos habitantes del territorio ocupado (los saharauis) y esto significa pan para hoy y hambre para mañana, o en otras palabras, negocio para cuatro, que no para la amplia mayoría de la patronal, en particular, y cuanto menos para los canarios en general. Que no nos engañen.

El entendimiento con nuestro vecino país marroquí, debe ser fructífero, igualitario (aspecto muy importante a tener en cuenta por parte de algunos pseudoempresarios que piensan ponerse las botas explotando a los marroquíes en el norte o a los saharauis en el sur, cosa que al gobierno marroquí parece que le da lo mismo) y finalmente transparente y respetuoso. Eso debería regir unas buenas relaciones.

Para hacernos una idea de lo que piensan los propios marroquíes, de este archipiélago y de su gobierno (al que califican, creemos que por error, de socialista) no tenemos mas que leer un reciente artículo de prensa publicado el día 24 de Mayo en el periódico digital TelQuel on Line, que cuenta con fuentes cercanas a palacio, lo que asegura una posición oficial. En primer lugar el artículo es recogido en la sección Política y no Económica, ya que el viaje fue organizado en esos términos, o por lo menos esto nos ha contado el Sr. Adán Martín. En segundo lugar, por mucho que expliquen los diferentes integrantes de la comitiva el verdadero sentido de cooperación que animaba el viaje, aquí viene lo que realmente significó para los anfitriones:
“El Presidente del Gobierno autónomo de las Islas Canarias efectuó una corta pero rentable visita al principio de la semana al reino… …La información habría seguido siendo estrictamente anecdótica si no hubiera más: las Islas Canarias se preparan a abrir una “antena” ( en realidad una cámara de comercio) en El Aaiún. Oficialmente, el objetivo es reforzar la cooperación económica de las islas con el conjunto de las provincias del Sur a las cuales, históricamente, siempre se las ha vinculado… …En la lengua diplomática, eso abre la puerta a un reconocimiento explícito de la soberanía marroquí en los territorios del Sur… …Un (petit) punto de más para Marruecos en la “batalla” adoptada para el Sahara.”

Más claro, imposible, y recalcamos, que lo anterior lo publica la propia prensa palaciega marroquí.

Qué saca Canarias o los canarios a cambio. Desde luego descrédito para todos y beneficios para unos pocos. Lo que realmente subyace detrás de esta operación de connivencia, es el deseo de algunos políticos de hacer pasar Canarias de Región Europea Ultra Periférica a Región Europea Fronteriza, aprovechando la situación de ilegalidad marroquí hasta que no se celebre el Referéndum. La diferencia: mientras la ultra perifericidad no da derecho a “gestionar, controlar y dirigir” las inversiones en cooperación de ayuda al desarrollo, el estatus de fronterizo, sí. Imagínense.

Tenemos una muestra reciente de lo que significa el Negocio del Sahara, en relación a las palabras pronunciadas por el Consejero de Economía y representante del sultán Marroquí en las islas, el Sr. Mauricio, a las cuales solo podemos calificar de irresponsables y entreguistas. Estas palabras quieren sacar al Sahara y su legalidad de lo que él considera desarrollo del Magreb. Se demuestra una vez más la docilidad de este colaboracionista del régimen marroquí, al confundir a la opinión publica queriendo aparcar la solución legítima, que por fuerza se ha de cumplir con el Referéndum pendiente, del que el Gobierno Canario esta ausente desde hace mucho tiempo, demostrándose la contradicción del mismo, al haber solicitado en su momento su inclusión en las comisiones de ámbito supranacional en las que se tratasen asuntos en los que se viesen afectados los intereses de nuestras islas, mientras que en el asunto del futuro del Sahara Occidental no ocurre. Parece que nuestro presidente se deja guiar por “buenos” traidores al pueblo Saharaui, pretendiendo llevarlo a sus intereses particulares o inconfesables, posibles sólo dentro de un Sahara “marroquí”.

Para terminar, bien vale la pena recordar parte de un discurso pronunciado en septiembre de 2000, pronunciado por la máxima jerarquía española dirigido al máximo jerarca marroquí, para refrescar la memoria de muchos políticos y algunos empresarios:
“La excelente relación que mi país mantiene con todos los estados del conjunto magrebí nos autoriza a renovar nuestro llamamiento para que no se escatimen energías en la resolución de los contenciosos aún pendientes y en especial el diferendo en torno al Sahara Occidental. España participa de la convicción de que sólo una decidida voluntad de cooperación entre las partes involucradas, con la mirada puesta en los intereses de la región, permitirá superar las dificultades con que todavía tropieza la aplicación del Plan de Arreglo de Naciones Unidas y culminar el proceso de construcción magrebí.”
(Palacio Real, 18 de septiembre de 2000, S.A.R. Juan Carlos I. Cena de gala ofrecida al monarca alauíta).

(*) Grupo Interuniversitario de Opinión:
Ricardo Aguasca Colomo (ULPGC)
Carlos Ruiz de Miguel (USC)
Sergio Ramírez Galindo (ULPGC)
Manuel de Paz Sánchez (ULL)

El negocio del Sáhara (I)

Grupo Interuniversitario de Opinión (*)

Un análisis de la relación económica entre Canarias y Marruecos, puede caer con gran riesgo en posturas simplistas o muy parciales de la realidad, que además no aguantarían el mas mínimo estudio crítico, debido sin duda, a la poca transparencia con que se tratan muchos de estos asuntos, incluso (desgraciadamente, añadiría) desde la política.

“El dialogo político no tiene por qué ser público…”, por esta vía, tampoco lo serán las decisiones, que sí nos afectan a todos. La anterior frase no es ninguna especie de reproche, pero cuanto menos da mucho que pensar, sobre todo al saber que fue pronunciada por el Sr. Presidente del reino, José Luis Rodríguez Zapatero, en su reciente visita al otro reino, el de Marruecos.

En primer lugar es necesario dejar bien claro que Canarias nunca ha vivido “de espaldas” al continente al que pertenece. Tanto es así que en tiempo de la ex-colonia española del Sahara, era el centro neurálgico administrativo y de la defensa de la zona. Ni mencionar cabe la explotación sola o conjuntamente con otras flotas desde, por lo menos, el siglo XVI, del banco pesquero, cuyo nombre si mal no recordamos es o era “canario-sahariano”. No sabemos si ahora es sahariano sólo, marroquí-sahariano, marroquí “del sur”, o simplemente ya “no es”, pues se lo han cargado por sobreexplotación.

En realidad, es después de la entrada de España en la Unión Europea en 1986 y la consiguiente perdida del status de Puerto Franco, cuando las relaciones comerciales canarias con los países de África Occidental fueron disminuyendo, estableciéndose una cifra de exportaciones canarias a África próxima a los 100 millones de € anuales, cifra que está aumentando moderadamente desde los últimos años de la década de los noventa. Como se observa, nada que ver con posiciones políticas o de simpatía popular.

En este marco desalentador, efectivamente las relaciones entre los pueblos sí tienen que afectar a las relaciones entre sus representantes, si son dignos de ello, cabe puntualizar, porque lo importante es saber, y esto está por encima de intereses económicos y políticos, mal que le pese a algunos, que las relaciones y simpatías del pueblo canario en general son enormes con el pueblo saharaui, porque forma parte de nuestra historia y porque forma parte de nuestra cultura. Pero no lo son menos con el pueblo marroquí, y este detalle es más que importante tenerlo en cuenta, porque un vecino respetuoso procura ser para con los suyos referente de hospitalidad, y nosotros, como pueblo somos muy respetuosos.

Entonces por qué tanto dislate, y porqué algunos analistas califican las relaciones de tortuosas, poco transparentes y lejanas. Evidentemente, porque las relaciones oficiales, no suelen coincidir con las existentes entre los pueblos, y tampoco las económicas, y este es el quid de la cuestión. Simplemente obsérvese la cantidad de ciudadanos marroquíes que conviven con nosotros, no ya en Canarias, en España. Esto será por algo.

Hablemos ahora del capital que produce más capital, es decir, de las inversiones, no de lo que un país vende o compra a otro en sus relaciones económicas, que insistiendo, no debemos mezclar con las políticas. Cierto es que la era Aznar ha estado marcada por una de las épocas de peores relaciones con nuestro vecino marroquí, sin embargo, en 1999 se batieron todos los records de inversiones de España en Marruecos, con 171 millones de €, representando no obstante tan sólo el 0,34% del capital español de inversión en el extranjero. En el 2001 el volumen de inversiones en Marruecos descendió al 0,03% del total registrado suponiendo 11,61 millones de € (total efectivo bruto). Sucesivamente en el año 2002 ascendió a 54,4 millones de € (0,2% de la inversión total de España en el exterior) y finalmente en el 2003 se ha recuperado la inversión alcanzando los nada despreciables 1.531,03 millones de € (7,65% del total). Actualmente, según recientes declaraciones del primer edil de Málaga, “…España sólo significa el 4,6% de las inversiones extranjeras en Marruecos”, añadiendo que “…la presencia empresarial española debe ser más intensa”, estando Andalucía, por detrás de Levante y Cataluña, que se lleva la palma y “los dátiles”.

Canarias es pura anécdota, económicamente hablando (otra cosa es políticamente) para Marruecos; sencillamente no existe: tenemos un total de 35 empresas canarias registradas (hasta el 2004 -fuente Proexca-) con una inversión bruta efectiva en los años 2001 y 2002 nula, y de 29 mil € en el 2003, frente a 1.531 millones de € de España, o los aproximadamente 2.497,5 millones de € (3000 millones de $) de inversión total en ese país en el año 2003, equivalentes al flujo total de capital extranjero en ese año.

Considerar por tanto, que el desarrollo económico del archipiélago pasa indefectiblemente por Marruecos es desinformar o no estar informado. Y que encima ésto es lo que consideran el Gobierno Canario y amplios sectores de la patronal, no será por las 35 empresas mencionadas, y veremos qué parte del Gobierno lo considera. Sin embargo sí es cierto que Marruecos es competidor de muchos productos de exportación de Canarias y que nuestro mercado debe contar con mecanismos efectivos de protección adecuados. En otras palabras, nuestro vecino es un gigante económico comparado con nuestra tierra.

(*) Grupo Interuniversitario de Opinión:
Ricardo Aguasca Colomo (ULPGC)
Carlos Ruiz de Miguel (USC)
Sergio Ramírez Galindo (ULPGC)
Manuel de Paz Sánchez (ULL)

Celebrations y guatatiboas

Celebrations y guatatiboas

Canarias es una fiesta, por mucho que le pese al París de Hemingway. Estamos de celebration, como lo estuvo la Rosa de España antes de la depresión, por eso de las elecciones europeas; y andamos de guatatiboa, felices cual chácara en romería, por el Día de la comunidad. Y es que somos más eclécticos que el magma que nos parió.
Somos puente entre continentes y entre viernes y martes también, que algo de la herencia visigoda se nos tenía que pegar. Pues si hay algo de lo que ni el más independentista reniega es de la cultura del jolgorio, la verbena, la jullona y el puentito de fin de semana que tanto caracterizan al español medio. Bueno... medio, portero, ariete y central. Estamos de fiesta una vez más, y eso hay que celebrarlo, como quien dice, con alegría y prudencia, en plan DGT, que tampoco es cuestión de que la resaca te impida gozar de las vacaciones que, en nuestra apretada agenda no lectiva, se encuentran también como quien dice, a la vuelta de la esquina.

Europe’s living a celebration, y el Archipiélago más, faltaría plus. Ahí están los triunfitos isleños, a saber: Manuel Medina, Fernando Fernández y Alfredo Belda, dispuestos a destrozar el récord de votos vía urna, SMS o lo que haga falta para ser la voz de Canarias en Bruselas, tal que Tony Santos o Ramón del Castillo, pero sin cuerpo de baile ni majadería académica. Los tres tienen claro el objetivo y los tres apuntan maneras. Pegando carteles se salen, y eso es algo que en Europa se aprecia en lo que vale. Luego están la melodía y la letra. En lo segundo, sobresaliente. El estribillo es pegadizo, de esos que se te meten en la cabeza: “Estar en Europa para decidir”, “Canarias se la juega” o “Fuertes para defender nuestros intereses”. Bien. En cuanto a la música, pues no está mal, algunos comienzan desafinando, pero es lo que tiene el directo, que al principio te puede el pánico escénico, y al final acabas encandilando. O no. Que a algunos los tembliques y los desentonos les acompañan de por vida. Pobrecito de Dios, si lo suyo era la Biología aplicada. Pero, mamá, yo quiero ser artista. Y sanseacabó.

Lo malo en este caso es la previsión de audiencia. Las encuestas más optimistas señalan que ni el cincuenta por ciento de los españoles (de los canarios ni les cuento, que como les digo andamos en fiestas) tiene intención de seguir la gala y mucho menos de participar en los comicios. Lo cual no merma en absoluto la importancia y trascendencia de lo que se decide el 13-J. ¡Valor, y al toro!, le gritaron a Manolete, y ya sabemos todos como acabó. Y es que las europeas ya no son lo que eran (las elecciones), y menos aún aisladas de esas otras generales y autonómicas que tanta expectación generan.

Pero por aquí la cosa, en principio, no preocupa demasiado. Al menos, y por la cuenta que nos trae, no todo lo que debiera. Conmemoramos el Día de Canarias como se merece. Las Islas, sus tierras y sus gentes, se engalanan y desparraman en pos de una identidad que cada cual identifica a su manera. Celebramos el paro, la delicada coyuntura económica, la crisis turística, el precio de la vivienda... ah, y veintitantos años de autonomía, que viene a ser el leitmotiv de la fiesta. ¿Quién dijo miedo? Ya lo decía mi abuela, si hay miseria que no se note. ¡Que corra la isa, la folía, ese peazo himno esotérico, el fajín, la mantilla, el cachorro, los vinitos de Icod y el Monte, la papa, la carajaca y la jarea! Pues no somos nadie cuando olemos un tenderete. No todo van a ser debates, guerras, bodas reales y penas. Ánimo para los que andan de celebration y más para los que están de guatatiboa. Yo mismo me pongo el mundo por montera. Feliz Día de Canarias, y suerte a los triunfitos en las europeas.

Artículo publicado en El Mundo/La Gaceta de Canarias
sábado 29 de mayo de 2004

Horizonte de crisis

Horizonte de crisis

Fue el verano pasado cuando caí en la cuenta. Un corto recorrido por Sonneland, uno de los complejos de apartamentos y bungalós más importantes de Maspalomas, bastó para cerciorarme de que el sustrato del sector turístico estaba seriamente quebrado. De cada tres empresas hoteleras, dos permanecían cerradas, y la tristeza invadía las calles, los centros comerciales y los restaurantes de lo que recordaba como una zona alegre y bulliciosa. Desde entonces, las noticias y las confidencias han ido apuntando siempre en la misma dirección, el bache que ahora apenas comienzan a reconocer las patronales y las instituciones no es más que la punta del iceberg de lo que realmente ocurre y de lo que aún queda por ocurrir.

Los representantes empresariales se han creído hasta la fecha en la obligación de mantener en secreto la crítica situación por la que atraviesa la denominada industria del ocio en Canarias, su principal fuente de riqueza, entendiendo que dar la voz de alarma supondría generar el pánico y dañar la imagen del sector dentro y fuera de nuestras fronteras. Ese ejercicio de responsabilidad y proteccionismo resulta loable y altamente efectivo ante crisis leves de carácter coyuntural, pero se revela profundamente inútil y contraproducente si el retroceso es producto de una depresión más amplia, de orden estructural. Las últimas iniciativas sectoriales, como la constitución de un gabinete de crisis por parte de los empresarios de hostelería y turismo de Las Palmas, confirman la tesis de que estamos ante el segundo de los supuestos y que la patronal ha decidido, al fin, activar los mecanismos de urgencia necesarios para prevenir y contrarrestar los efectos de la involución, así como aquellos que conlleven a la búsqueda de soluciones urgentes y efectivas.

Las instituciones, especialmente los patronatos de Turismo insulares y el Gobierno de Canarias, continúan, aunque hay que reconocer que cada vez en menor medida, adoptando la táctica del avestruz. Proclaman el “no pasa nada” (o de unas semanas a esta parte: “pasa, pero pasa poco), como si el verbo pudiera efectivamente hacerse carne y habitar entre nosotros. Imbuidos de ese carácter protector del que también han hecho gala los empresarios, continúan con sus, por otra parte necesarias, tareas de promoción exterior, perdiendo quizá un tiempo precioso para la reflexión y la búsqueda de remedios y alternativas.

Pero, como hemos dicho, la relativa quietud que se respira en la superficie no puede ocultar ya por mucho más tiempo el terremoto que se fragua en las profundidades. Los comerciantes, pequeños restauradores y hosteleros de a pie saben bien lo que decimos porque son los primeros en advertir los síntomas y encajar antes que nadie sus golpes. Ellos hace tiempo que vienen estableciendo un paralelismo entre la situación actual y las primeras manifestaciones del crack turístico de finales de los ochenta. Y de esto saben algo. Desde luego, mucho más que un servidor. Son los vigías de la economía por su especial sensibilidad a las transformaciones. Y, al parecer, en esta ocasión, tampoco vuelven a andar muy desencaminados.

Artículo publicado en El Mundo/La Gaceta de Canarias
viernes 28 de mayo de 2004

Se demuestra andando

Se demuestra andando

Mario Rodríguez ha sido proclamado finalmente, tal y como se vaticinaba, presidente de la Confederación Canaria de Empresarios. Cierto es que por un margen mucho más estrecho de lo que los analistas esperaban, lo cual viene a confirmar la notable ascendencia de Sebastián Sánchez Grisaleña, el otro candidato en disputa, entre amplios sectores del empresariado provincial. Estrecho margen de triunfo que, sin embargo, no resta un ápice de valor a una victoria que debe suponer necesariamente un golpe de timón radical en los modos y maneras con los que hasta ahora se ha venido conduciendo la máxima institución patronal de Las Palmas.

Hay motivos para el optimismo. En primer lugar porque, a excepción de algunos rifirrafes esporádicos y declaraciones fuera de lugar, el proceso electoral se ha desarrollado dentro de las normas que rigen el juego limpio, rozando casi la normalidad democrática. En segundo lugar, porque ha sido el propio derrotado quien se ha apresurado a estrechar la mano del vencedor y en declarar su predisposición para la colaboración en aras de reconducir la línea del órgano empresarial. En tercer lugar, por la postura prácticamente unánime de los representantes sectoriales abogando por un cierre de filas en torno al nuevo presidente. Y, por último, por el propio talante de Rodríguez, quien, a priori, parece tener claros los objetivos, los procederes y, sobre todo, los errores en los que no se debe volver a incurrir. Quienes abogamos desde hace tiempo por la renovación de la CCE, no en lo que a personas se refiere, sino en su línea de actuación y en el papel que debe jugar como motor, junto a la CEOE, de la economía canaria, en un momento especialmente delicado, saludamos al nuevo gobierno de la patronal con esa dosis de confianza que todo nuevo proyecto merece. Igual hubiera sido si la balanza electoral se hubiese inclinado a favor de Grisaleña porque, lejos de los personalismos, reinos de taifas y actitudes egoístas de grupos y personas, lo que prima es la resolución conjunta de los graves problemas que afectan al mundo empresarial y laboral, y la asunción de los planes pertinentes para la expansión de la economía canaria más allá de nuestras fronteras.

Igual que hay motivos para la esperanza , existe también un espacio para la inquietud. La preocupación derivada de la certeza de que las luchas intestinas que hasta ahora han imperado en el órgano empresarial no se pueden acabar de un día para otro. Los múltiples y variopintos intereses de los distintos sectores y el papel que los diferentes lobbys han venido jugando en los últimos tiempos amenazan seriamente el proyecto. Para evitar el fracaso será esencial que todos aquellos que se han manifestado a favor de la unidad y del apoyo a la nueva era que ahora se inicia sean capaces de confirmar esa predisposición en la práctica y que quienes hasta ahora se han parapetado tras el búnker de su interés particular deriven su empeño hacia ese ejercicio de generosidad del que el interés común anda tan necesitado. La tarea se presenta difícil, pero desde luego que si ha existido un momento en las tres últimas décadas para superar esos obstáculos es precisamente éste.

El movimiento se demuestra andando; y el reposo, también, porque sin meneo no hay quietud. Los abrazos y las palabras están muy bien (de eso tenemos para dar y regalar en los archivos del periódico), pero mucho mejor será el compromiso militante, esforzado, sincero y cotidiano por alcanzar el objetivo anhelado de eficacia y unidad.

Artículo publicado en El Mundo/La Gaceta de Canarias
miércoles 27 de mayo de 2004

El istmo que viene

El istmo que viene

Me reprocha a través del correo electrónico un buen amigo, y no obstante defensor a ultranza del purismo en la lengua, el hecho de que en este periódico llamemos istmo al espacio que une La Isleta con el resto de Gran Canaria. No le falta razón, porque en su más estricto sentido, istmo es “una lengua de tierra que une dos continentes o una península con un continente”, y no un islote por muy Isleta que sea a una isla o entidad geográfica similar. Desconoce, no obstante, este buen amigo que no todo en este mundo se rige por cuestiones de estricta definición académica y que la metáfora y la recreación de las convenciones atesoran, en muchos casos, un poder comunicativo y delimitador aún más eficaz que todo el léxico del DRAE en su conjunto, con perdón y reconociendo lo pelín exagerado.

Ignora, pues, el crítico comunicante que el de La Isleta istmo sí que lo es primero, porque Gran Canaria ostenta la condición de continente, aunque en miniatura, a decir de las postales;_y segundo, porque a los grancanarios parece ser que nos ha dado la real gana de así denominarlo, y es algo, pues, que resulta menester considerar. Por tanto, convengamos que el istmo de La Isleta lo es, aunque también en miniatura, como corresponde a un continente de idénticas proporciones, al menos hasta que la Academia estipule un término concreto para accidente geográfico tan particular.

En lo que sí estoy de acuerdo con mi amable reprensor es en el hecho de que la utilización de tal vocablo puede llevar a cierta confusión. En rigor no debería, pues no hay más que observar una fotografía aérea, o darse una vuelta por Ripoche o Santa Catalina para percatarse de que no hay más istmo que el que arde. Es decir, que no estamos ante la inmensidad de Suez o Panamá, sino ante esa estrecha, cosmopolita, multirracial y entrañable lengua de tierra conocida por Puerto de toda la vida, o casi. El nexo entre La Isleta y la capital, entre Las Canteras y Alcaravaneras. Pero algunos de los proyectos urbanísticos que se barajan para el lugar vienen a dar la razón al señor del email, en el sentido de que algunos parecen ver en el pequeño istmo de La Isleta una referencia continental sobredimensionada.

Se olvidan de la condición de miniatura que ostenta el istmo portuario y se entregan quizá alegremente a un diseño macroarquitectónico propio de una megalomanía desbocada de la que, por ahora, inquieta más lo poco que se sabe que lo mucho que resta por conocer. De hecho, lo que ha trascendido a la opinión pública son los aspectos generales, el marco al que deberá circunscribirse el proyecto que resulte ganador. En pocas palabras, que en un tercio de la zona del Puerto se podrán construir edificios de hasta treinta plantas. No se establece el número, pero sí su uso: hoteles, infraestructuras deportivas, torres de oficinas y aparcamientos. El setenta por ciento restante irá destinado, según las bases del certamen establecidas por la Autoridad Portuaria, Cabildo y Ayuntamiento, a espacios libres, y además, se construirá un muelle deportivo para mil embarcaciones.

Los tres PePes, Arnáiz José Manuel, Soria, ídem Manuel, y Luzardo Pepa, también, se han conjurado para hacer del pasaje a La Isleta un enclave de envergadura dentro de la megalópolis que sueñan. Ellos entienden por istmo lo mismo que nuestro interlocutor virtual. Lo que pone el Diccionario. Y si el Diccionario pone continente, pues se es continente y ya está. La etiqueta de isla ha quedado definitivamente desfasada. Lo que ayer fue mar y arena, mañana serán Woermann y rascacielos. Gran Canaria es ya continente, sin miniatura, así, a secas. Por decreto institucional.

Artículo publicado en El Mundo/La Gaceta de Canarias
miércoles 26 de mayo de 2004